Corría el año 2005 cuando subido a un coche de La Vuelta a España siguiendo a Menchov en la crono de 48 kms de Lloret de Mar oigo por primera vez algo sobre la Quebrantahuesos, se trata de Antonio Sánchez, exciclista, que trabajaba con la organización de La Vuelta y conducía el coche en el que iba de invitado con Juanma, uno de mis fieles escuderos encima de la bicicleta por la sierra madrileña en mis años universitarios.
Era la tercera o cuarta vez que me apuntaba al sorteo pero siempre por mala suerte del azar o cambios de planning no había podido asistir, era el momento de sacarme la espina y que mejor ocasión que acompañado de cinco ciclistas CorreCatagafo; Ferrán (el gurú), Albert, Edu, Franchu y Santi. A esta gran escuadra se une otro ilustre de las dos ruedas, Jesús, cuñado de Ferrán y que también la disputa con nuestros colores.
La Quebrantahuesos es una marcha cicloturista que sale y termina en Sabiñañigo con 200 kilómetros que discurren por carreteras pirenaicas oscenses y francesas ascendiendo puertos míticos como el Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca, más de 3.500 m de desnivel positivo y 10.000 corredores que disputan la prueba tras acceder a la misma por un sorteo de dorsales ante la importante demanda de dorsales (cerca de 20.000). Marcha cicloturista que en su 24º edición está absolutamente consagrada y a la cabeza del top ten europeo de marchas cicloturistas. Año tras año la peña ciclista Edelweis la organiza desde 1990, con el ilustre Fernando Escartín como Presidente de la Peña.
Tras meses de preparación
específica con muchas horas de rodillo y alguna que otra salida de calidad,
llega la gran semana de nervios, quinielas sobre quien será oro, plata y
bronce, dietas, mirar la meteo cada dos por tres y repasar cada punto del
roadbook de 2013 con trazado muy similar.
A las 16.30 emprendemos desde El Papiol y Barcelona viaje rumbo a Sabiñañigo, por un corte de tráfico de la Guardia Civil en las inmediaciones del puerto Monrepós a 30 k de Sabiñañigo no llegaremos hasta las 20.15 justito para coger el dorsal y breve “rulo” por la feria, foto incluida con Olano que viene a disputar la prueba. Mientras Albert e Isabel van rumbo a Loarre para preparar la cena y alojamiento.
No nos acostaremos antes de las
00.00 y a las 4 tocaran diana, Ferrán y Jesús, han decidido dormir cerca de la
salida para evitar madrugones y desplazamientos adicionales. A las 6 y tras
degustar el pastel de chocolate de Isabel ya estamos aparcados y empezando a
visualizar la carrera y preparar los “trastos” (es la hora de tomar decisiones
sobre manguitos, chubasquero, cortavientos, geles….). Queda más de 45 minutos y
la gente ya empieza a colocarse, somos 10.000 ciclistas y el pelotón se alarga
indefinidamente por las calles de Sabiñañigo. Relativamente estamos bien
situados cerca de la estatua de acero del ciclista en la contrameta.
Puntualmente se da la salida,
Olano, Indurain, Edurne Pasaban, Luis Pasamontes, David Albelda y algún que
otro ilustre se sitúan en primera línea. Más de 15 minutos más tarde salimos
los CorreCatagafo hacia la aventura, especialmente Edu y Franchu, que debutan encima
de la bici con pocos kilómetros de entreno y en el caso de Edu con bici nueva
desde el jueves previo a la cita y sin haberla estrenado ¡una temeridad! Admiro
su valentía o llámalo irresponsabilidad. Somos un equipazo, se nota el gran
ambiente.
Los miedos a los primeros
kilómetros rodando todos juntos y en un pelotón infinito se disipan rápido.
Menos caídas y sobresaltos de los esperados. Enseguida los CorreCatagafos nos
vamos posicionando abriéndose huecos entre nosotros, vamos camino de Jaca por
una amplia autovía (A23), no obstante hay que tomar todo tipo de precauciones
porque se empiezan a ver las primeras “montoneras” de ciclistas y pinchazos.
Los nervios previos se han disipado, hay que disfrutar del día y saber regular
y sufrir.
Enseguida me sitúo con Santi y
vamos superando grupos y alcanzando mejor posición de carrera, ritmo alegre en
estos 30 kilómetros que nos llevan hasta pie del Somport por la N330 siempre
picando para arriba, ritmo de primera hora 31 km/h. Ambientazo al pasar por
Jaca en uno de los puentes que atraviesan la carretera. Pocos kilómetros más
adelante en Castiello de Jaca empieza propiamente los 25 kms del puerto,
carretera ancha y muy bien asfaltada. Hay que intentar evitar las alegrías para
luego no pagarlo, plato pequeño y alta cadencia.
No paramos de hidratar porque el
día se presenta caluroso y despejado, de momento ninguna nube amenaza la
carrera. Canfranc, Estación de Canfranc (en la que pase con Borja al hacer la transpirenaica
en BTT en 1997) y afrontamos las rampas más duras en la estación de Candanchu
de este largo puerto tendido que su kilometro más duro tiene una media del 8%.
Obligada parada a mear Santi y yo
porque la sensación es molesta y no hay necesidad, más de un minuto
miccionando!!!! Justo a punto de coronar y en el avituallamiento líquido de
Candanchú, en el que no paramos, Santi se distancia un poco y no hago el
esfuerzo de cogerle, no hay prisa, voy en el mejor horario previsto. Arriba
corono en 1h51minutos a una media de 26 km/h, muy bien. Paro a ponerme el
cortavientos antes de bajar y no veo a Santi, acabamos de cruzar la frontera
francesa.
Bajada larga por el lado norte
del Pirineo y segundo punto de preocupación de la carrera, las caídas bajando,
aplico todo tipo de precauciones y no me preocupa ser superado por otros
ciclistas, prefiero disfrutar a luego lamentar por arañar unos cuantos segundos
o minutos, ya me he caído muchas veces de pequeño haciendo auténticas
temeridades descendiendo puertos y no hay necesidad. Descenso largo, cómodo y
por carretera bien asfaltada, alguna que otra curva peligrosa pero no se puede
denominar muy técnica este bajada. Momento de aprovechar las rectas para comer
algo, tiro de mi plátano y una barrita. Cruce de Escot (314 metros sobre el
nivel del mar, cota más baja de la carrera) y rumbo al Marie Blanque, de nuevo
nos reagrupamos y una cuesta en la entrada de la población que si te pilla con
plato grande tienes muchos números de quedarte clavado nos alerta que empieza
lo duro de nuevo.
Marie Blanque tiene dos partes, los primeros 6 kilómetros que se pueden subir tranquilos y sin ninguna dureza excesiva, porcentajes medios del 4-5% y los cuatro últimos con porcentajes medios del 11-12% y rampas de hasta el 16%, sin descansos, esta es la verdadera dureza de la leyenda del Marie Blanque, puerto Tour y que normalmente en la etapa suele enlazar con Aubisque y Tourmalet. Pendiente media del puerto 7,13%, primera categoría. Carretera muy estrecha con un pavimento correcto y casi toda la ascensión sombreada. Micro clima especial al serpentear la ascensión muy cercana al rio, con una elevada humedad.
En las primeras rampas decido
parar unos segundos para quitarme el cortavientos y así no achicharrarme. Voy a
un buen ritmo y dentro de los horarios previstos, hemos pasado ya un par de
alfombras que estarán transmitiendo los primeros parciales para que familia y amigos
puedan seguirnos. Kilometro a kilometro unos carteles en el lateral de la
carretera nos indican el desnivel del siguiente kilómetro, la pendiente media y
el número de kilómetros para coronar, esta información se agradece mucho.
Cuando ya quedan 4 kilómetros me
sale del alma decir, ahora es cuando realmente comienza la Quebrantahuesos,
hasta ahora solamente el aperitivo y … así es! Meto todo el desarrollo, corona
de 25, plato de 34 (compact 50x34 y 11x25). No ha transcurrido el primer
kilómetro al 11% cuando los isquios de la pierna derecha me dan la primera
alerta y me asusto un poco, primeras escenas de gente andando por las cunetas.
La carretera es totalmente recta y no hay curvas para buscar un descanso, cada
uno sube como puede, no hay rueda buena, la leyenda dice que “el Marie Blanque
te mata y el Portalet te remata”. Bebo agua, hace muchísimo calor, las
molestias y avisos de rampas se cambian a la pierna izquierda, cambio un poco
la postura y me pongo de pie para romper la cadencia y evitar los avisos de
rampas.
Paso el cartel de 3 kilómetros
para cima, este será al 10% de media, más madera. Empiezan a pasar las primeras
ambulancias. Las molestias continúan y ahora en las dos piernas, decido parar
un segundo, no es una decisión fácil porque conllevara volverse a subir a la
bici si quiero seguir dando pedales con una pendiente muy alta y será harto
difícil. Sino paro corro el peligro de sufrir la rampa encima de la bici y
aparte de doloroso será peligroso porque seguro que me caigo. No esperaba esto
de mi cuerpo tan pronto, k 95, queda más de la mitad.
Paro bebo un poco de agua y veo
que me recupero muscularmente, claramente me he equivocado de desarrollo, me
faltan una o dos coronas más. Cuando me pongo de nuevo en la bici intentando
arrancar con la pierna izquierda no consigo coordinar y coger inercia
suficiente, pierdo el equilibrio y al suelo, no pasa nada, no he tirado a nadie
y rápidamente me reincorporo pongo el sillín derecho y la cadena en su
desarrollo porque se ha salido, me lleno de grasa y consigo reanudar la marcha
esta vez con mejor suerte y coordinación. Pensamientos negativos se me pasan
por la cabeza pero rendirme o abandonar ni de broma. Pasa un ciclista y dice
“aquí lo único que todos tenemos garantizado es sufrir” me agarro como puedo a
esa frase para tirar de casta.
Empiezo a encontrarme mejor
muscularmente pero en cualquier caso pende de una fina línea el pasar de un
estado al otro. Solo dos kilómetros para coronar pero este kilometro nos vamos
a un 13% de pendiente, toca sufrir más aún. No paramos de adelantar ciclistas
que andan, están parados en cunetas refrescándose o van haciendo eses de lado a
lado sobre su burra. Pasan motos de la organización y ambulancias que hacen que
la calzada se estreche aún más. Cuando todo parece que vuelve a la normalidad,
me veo circulando en paralelo de una ambulancia de la Cruz Roja, la 302, al
intentar superarnos tira a un ciclista que va haciendo eses y lo arrolla sin
desviar el sentido de la marcha y ceder el paso, a su vez este tira otro de la derecha
y yo me encuentro con un dos ciclistas delante en el suelo y la ambulancia a mi
lado, intento sacar rápidamente el pie de la cala pero antes pierdo el
equilibrio y al suelo, golpe en el codo derecho menos mal que vamos a una
velocidad inferior a 10 km/h. Otra vez interrumpida la marcha, se me va el oro
¿qué más me puede pasar ahora? Me toca enderezar sillín, manillar, pierdo un
bote… otros ciclistas que vienen detrás de mí por suerte han podido evitar la
caída, la ambulancia no para y eso que la increpamos. Estoy perdiendo un
valioso tiempo, lo sé. Me he quedado sin agua.
Es en este momento cuando sale de
dentro de mí toda la raza y pienso, vamos a luchar, ahora y después de meses y
meses esperando este día no voy a amilanarme, no me rindo. Me subo a la bici
con mucho esfuerzo por el “pendientón” en el que estamos metidos, no voy a
andar aunque sería lo fácil, no miro atrás, me pongo de pie en la bici y para
arriba. Entramos en el último kilómetro al 11,6% y con alguna curva, supero
algunos ciclistas y recupero mi posición original al identificar maillots
“conocidos”.
Ya estamos arriba, k 98, el
calvario ha pasado, si consigo recuperar las piernas acabaré la Quebranta y
entrare en un buen tiempo, llevo 4h y 5 minutos de carrera, se me ha ido un
poco el crono sobre el mejor de los horarios previstos, 4 horas pero podía
haber sido peor…
Empieza el peligroso descenso en
que decido sacrificar algo de velocidad hasta el avituallamiento a 3 kms por
soltar algo las piernas y ganar en seguridad, no podemos perder bajando lo
ganado subiendo. Llego al avituallamiento seco y me bebo tres botes de agua del
tirón, desde la salida me he notado los labios secos, en algún momento la
situación incluso se ha acentuado. No tiene mucha explicación viendo todo lo
que he bebido en los últimos días antes de la carrera. El avituallamiento en
una explanada verde inmensa es un espectáculo de bicicletas en el suelo y
cientos de ciclistas algunos avituallando y otros tirados en la verde pradera
descansando. Una vez más un diez a la organización por el nivel de servicio de
sus voluntarios y por la gran logística de la carrera. La parada no son ni 5
minutos.
Nos lanzamos de nuevo a bajar
buscando Bielle y el desvío al Portalet, espectacular descenso de típico puerto
pirenaico, ya no me pasan tantos ciclistas. En una curva oigo un ruido metálico
y me temo lo peor, vamos a mucha velocidad y no me puedo girar a mirar, otro
ciclista me advierte que se me ha escapado una bombona de aire que tras la
caída seguro que debería ir medio suelta, gajes de carrera, aun me queda una y
la mancha pequeña si pinchara. Son solo 8 kilómetros y de nuevo empezamos a
llanear hacia Laruns siempre picando algo hacia arriba, plato e intentar coger
algún grupo, la gente ya no quiere trabajar con tanta alegría y yo no estoy
para regalar mi esfuerzo pero consigo irme de un grupo para enlazar con el
siguiente sin casi darme cuenta, la gente sin duda va más madurita que yo. Buen
momento para volver a comer algo. Continuamente pienso en mis compañeros de
equipo y cómo y dónde estarán, el éxito del día sería poder acabar todos y sin
accidentes de consideración. Algunos están más fuertes de piernas y otros de
cabeza pero son auténticos sufridores, sé que tan fácilmente no se rendirán.
La belleza del Pirineo francés
sin duda supera al lado nacional, la cara norte siempre es más húmeda y por
tanto más verde, los pueblecitos tienen un encanto especial y el trato del paso
de la carrera es excepcional, te ofrecen agua, fruta, la manguera para
refrescarte…. Sin duda precioso recorrido para perderte con la familia.
Antes de entrar en Laruns e
iniciar propiamente el ascenso del Portalet, dejamos a la izquierda el desvío
del Aubisque y Tourmalet ¡cuánta gloria y proezas deportivas en estas montañas!
¡Cuántas horas siguiendo las retransmisiones del tour! Es imposible no acordarme de mis
compañeros de batalla en la infancia y juventud, Juanma, Borja, Pedro, mi
hermano…. y las míticas ascensiones por la sierra de Guadarrama y Colmenar
desde bien pequeños. Todos estos recuerdos positivos me dan mucha mucha fuerza
para seguir dando caña y disfrutando de un día de puro ciclismo. El oro soy
consciente que se me ha ido pero eso no era lo más importante del día.
Sin darme cuenta ya estoy metido
en el Portalet, rampas muy suaves y con descansos en los primeros kilómetros,
sensaciones magnificas voy jugando los piñones incluso platos en la medida de
los que me entran después de los piñazos, hay dos o tres coronas que no hay
manera y saltan, no paro de adelantar ciclistas que están absolutamente
derrotados, esto me hace subir la moral. Me he recuperado no ceso de repetirme “tu
puedes Pedro, vamos, vamos, vamos”. Me sobra desarrollo. Durante estos primeros
kilómetros desde Laruns nos pasa algún que otro coche, es la única parte del
recorrido –subida al Portalet- que el tráfico no está 100% neutralizado, solo
permiten subida de autos, la Gendarmerie está perfectamente coordinada con la
Guardia Civil y la Organización de la carrera.
En el primer avituallamiento no
paro, tengo que jugar con el tiempo, aún tengo líquidos, estamos compitiendo
contra el crono. Ningún ciclista me pasa y tengo la sensación de ir muy sobrado
y las pendientes ser ridículas, imágenes de golpes de calor, algún ciclista andando, otros
no pueden seguir la rueda de un compañero… y el asfalto se derrite, me abro el
maillot y para arriba. Varias curvas de herradura presentan algo de novedad a
la ascensión, no dejo de ir “atrapando” grupos de ciclistas y dejarlos atrás,
me sorprende mucho es como si ellos fueran a cámara lenta y yo a mi ritmo
normal. Intento animar a más de uno a que no se rinda, más de uno está en el
arcén enrampado.
Portalet no es un puerto duro
pero si muy largo, 29 kilómetros con una pendiente media del 4,46% y 1.279 metros de desnivel a salvar. La
segunda parte, es decir, los últimos 10 kms y tras casi 2 kilómetros de llano
son los más duros porque sopla el viento sin ningún tipo de protección y salvas
el desnivel principal. La dureza intrínseca del puerto es que llevas 120 kms en
las piernas cuando lo afrontas y con dos colosos como Somport y sobre todo
Marie Blanque.
En este punto de descanso del puerto
paralelo al lago de Frabrèges y tras superar el muro de la presa está el
avituallamiento líquido y sólido, estas últimas rampas van haciendo mella, cada
vez hay menos descansos. Paro de forma express a coger agua y algo de plátano y
para arriba, no hay tiempo que perder, tengo que refrendar el gran ascenso que
estoy haciendo.
El paisaje cambia radicalmente y
estamos rodeados de pistas de esquí absolutamente verdes pero peladas y los
famosos túneles con cascadas naturales mientras ascendemos el rio que tenemos a
la derecha, el final del puerto ya se ve pero está muy muy lejos, toca sufrir
estos nueve kilómetros finales, mi ritmo ya no es tan alegre y tengo que tirar
de todo el desarrollo. Vamos avanzando hacia el fondo del circo y las
pendientes medias son del 7%. Cada uno lucha contra sí mismo. Carteles de
avalanchas de nieve y aludes nos advierten que estamos en alta montaña.
Por momentos me veo como un
ciclista del tour y en una etapa épica luchando contra todo, me recreo en mis
pensamientos y en el disfrute de la gran carrera pese al sufrimiento que las
piernas llevan, no tengo sustos de rampas aunque algún aviso tengo que abortar
tirando de agua. No entiendo que puede haber fallado para tener esas carencias
musculares. En este puerto las alegrías previas se pagan, sin embargo si llegas
bien no dejas de superar a ciclistas inconscientes que lo dieron todo antes.
El cielo se ha ido cubriendo pero
sin amenazar lluvia aun como Edu nos había pronosticado alguna tormenta a media
tarde, con suerte la esquivamos, a casi 1.800 m calor ya no hace pero las
sombras con el sofocón que llevamos se agradecen.
Entramos en el último kilómetro y
aunque ya no llevo el ritmo alegre inicial ni supero ciclistas con tanta
facilidad tampoco me supera casi ninguno. Zona vallada, viento fuerte de cara,
dándolo todo. Veo una imagen de un ciclista que llega esprintando y sin bajar
de la bici le avituallan la familia o amigos, parece pro pero en los tiempos de
carrera que vamos es más bien un flipado. Entramos de nuevo en España. Buen
ambiente arriba pero esperaba más por todo lo que me habían contado. Corono con
6h36 minutos, decido no parar y para abajo. Pienso que la Quebranta ya la tengo
si no me caigo o me tiran. 50 kms a meta !!!! ya huele a cerveza…
Descenso largo poco técnico,
rápido y peligroso si te confías, varios fotógrafos apostados en las laderas buscando
el “fotón”. Carretera ancha y bien asfaltada. A los 7 kilómetros mega
avituallamiento en el parking de la estación de esquí de Formigal, decido parar
porque no tengo más remedio, me falta líquido y renuncio a beber isotónica,
tiro de agua, coca cola y más agua, algo de naranja y plátano y para meta, ya
no paro más. Menos de 4 minutos.
Encuentro a media bajada una
pareja de chico y chica que aunque luego me entero que no están haciendo la
prueba trazan bien y él va avisando de los peligros en la calzada y curvas, me
quedo con ellos. Aprovecho para soltar piernas. Pirineos espectaculares,
bordeamos embalse de Lanuza. Pasamos varios túneles sin luz y encima con las
gafas de sol puestas y algo sucias no se ve nada, decido no moverme un ápice y
esperar la salida ¡qué peligro!
Pasamos por Escarrilla donde de
pequeño había estado de camping con mis padres ¿Quién me lo iba a decir que me
metería en estas empresas 30 años después? y desvío hacia el Pueyo de Jaca a la
izquierda y Panticosa (otro lugar con muchos recuerdos y donde perdí una
lentilla con los amigos de la UAM), en breve afrontaremos la Hoz de Jaca última
chincheta del día o eso creíamos….
Nos acercamos hacia la Hoz
bordeando el embalse de Bubal, dan ganas de bañarse, de nuevo vuelve a hacer
mucho calor aunque alguna gota tonta ha vuelto a caer, primeros metros de la
subida entre arbolado. La Hoz son solo 2,2 km y casi 300 metros de desnivel, el
primer kilómetro cerca del 12% y el segundo baja al 11% pero por pavimento hormigonado. En las primeras rampas vuelvo a
sentir las rampas y se pasan de una pierna a la otra, decido parar y me caigo
como un tonto. Agua a tope y un trozo de plátano, 30 segundos y vuelvo a
revivir. Cojo al grupo en el que iba y me vengo arriba, más fotógrafos, corono
y a tumba abierta para meta. Bajada peligrosa y con alguna curva acolchada
junto con el voluntario con bandera amarilla como en las anteriores bajadas
peligrosas de todos los puertos alertando. Vemos algún que otro piñazo, la
gente baja como loca.
Cruzamos la presa de Bubal y para
Biescas, se va haciendo un grupeto cada vez más numeroso y me dejo llevar atrás
del pelotón mientras converso con algún que otro ciclista como uno de Palleja,
también diviso uno con maillot de Colmenar Viejo, esto es un señal sin duda.
Vamos lanzados a más de 40 por hora aunque en algún que otro repecho veo que
van “justitos”. Conservo piernas para evitar sustos y me dejo llevar, algún
aviso de rampa tengo pero la gestiono bien. Conos en la mitad de la calzada.
Antes de llegar a Sabiñañigo
ultima sorpresa, esta vez la entrada no es la clásica de otras ediciones por la
nacional 260 sino por Cartinara por encima de la 330, aunque llevo
perfectamente el ritmo y adelanto unidades en este último repecho de 800 m, más
de uno mal dice a la Organización por el “regalito”. Arriba me dejo caer y que
se vaya el pelotón principal para entrar solo en Sabiñañigo, callejear y
disfrutar la entrada en Pirenarium solo, ya no va de un minuto.
Tras casi 199 kilómetros curva a
la izquierda y 250 metros hasta la línea de meta, levanto la mano derecha y
apunto al cielo, lo he conseguido, 8h18minutos, puesto 4.000 y pico. Alegría
inmensa ya soy Quebrantero. Ya he terminado y sé que repetiré, me ha encantado,
ha sido más de lo esperado. Es mi carrera de bici ideal; subir, subir y subir.
Rápidamente y como no sé nada del
resto del equipo decido ir a dejar la bici al parking de bicis vigilado, me voy
al coche, me cambio toda la ropa, hablo con Mayte y me informa que Santi esta
en meta. Le llamo y me voy con él, tiempazo 7:31, oro ¡el puto amo!
Merecidísima birra, fideuá,
diploma, medalla grabada con el tiempo y empezar a contestar algún mensaje.
Estamos cerca de meta y con las referencias que me ha dado Paco, colega del
Papiol, voy calculando cuando vayan a llegar estos, están todos en carrera y es
la mejor noticia que me pueden dar.
Poco a poco llegan todos y con
distintos estados de ánimo, Ferrán y Albert en 9:44 y un poco desmoralizados,
Ferrán por no conseguir la plata que tan merecida tenía y Albert porque no
venía bien preparado y ha sufrido mucho. Ambos dicen que no vuelven más, Albert comenta que le ha resultado mas duro que el Ironman. Edu
llega en sub 10h, 9:57, ¡fuerte abrazo de felicitación! alegría inmensa dice
que está más satisfecho que tras su primera ultra, nadie apostaba por este “tiempazo”,
todo eran cábalas sobre si acabaría. Franchu entra en 10.19 ¡otro pedazo de
abrazo felicitándole! Comenta que es lo
más duro que ha hecho en su vida. Jesús entrará como Chiquito en 10.38 ¡no ha
tenido su día! Es emocionante como llegan los últimos participantes, la misma alegría o más que él que gana, algunos la han hecho incluso en btt ¡querer es poder!
Fotos, risas y comentarios. Es hora de recoger y rumbo a casa, sobre las 11 de la noche estamos llegando a El Papiol.
Como valoración a la carrera le
pongo un 10, sé que volveré a por el oro. Sé dónde falle aunque considero que
en una primera edición siempre vas a aprender: tener una corona de 30 en el
desarrollo, trabajar más en gimnasio el tren inferior, cuidar más los detalles
de hidratación y menos Recuperation y más entreno en puertos largos y enlazar
varios puertos.
Considero el rendimiento de mi
equipo excepcional salvo quizá Jesús, Albert y Ferrán tienen la plata en las
piernas, Ferrán ha bajado más de una hora aunque el Portalet en su segunda
parte le pudo. Lo de Edu y Franchu no hay calificativos, excepcional su
rendimiento, se confirma la gente de trail es de otra pasta.
En cuanto a los vips, Edurne Pasabán
12h13min, Indurain 6.13, Olano 6.04 -le ganó la partida a Miguel-, el vencedor
de la prueba, Rafael Pérez en 5.52. Hubo un pequeño incidente al tener que
sacar la Organización de la carrera al ganador en 3 ediciones y sancionado de
por vida por EPO, Ángel Vázquez, y eso que le habían dado dorsal pero “prometió”
no competirla y está a punto de ganarla otra vez….
Gracias a mi mujer e hijos por el
tiempo que les robo y su eterna paciencia, en la bici, corriendo o nadando sois
la fuerza que me mueve y por la que nunca me rindo. A mis padres por regalarme
la primera bicicleta, una BH naranja, el deporte es mi ciclismo de toda la
vida, yo realmente no soy runner!!! A Raul Juanma, Borja, mi hermano Gonzalo,
Pedro Nick… y tanto compañeros de ruta en mis años gloriosos en Colmenar, El
Pardo, Sierra de Guadarrama, Transpirenaica, Camino de Santiago…. ¡va por
vosotros! ¡Cualquiera podría estar conmigo ahí en la bici!
Gracias a Isabel y Albert por
darnos cobijo, cena y desayuno en Loarre ¡tengo ganas de volver a tomar algo!
Un 10 a la Organización, antes,
durante y después.. sólo falto acertar en las tallas de los maillots de
recuerdo. Un 10 al ambiente con ciclistas y voluntarios, un 10 a los más de
1.000 voluntarios que hacen que esta prueba sea lo que es la Cicloturista más
importante de Europa y venga gente de más de 20 nacionalidades.
Ahora ya solo falta poner fecha
para volver. En 2015 será la 25ª Edición y todos los compañeros de equipo,
hasta los más reticentes al acabar la prueba, ya hablan de volver en 2.015.
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