Cuando acabé la Ultratrail de
Barcelona en 2012 (106k +4.800) dije que era lo más duro que había hecho en mi
vida incluido el Ironman, seguramente fui un inconsciente apuntándome y no
tenía ni idea de cómo prepararlo.
En 2014 tuve la oportunidad de
acompañar a Tato en su debut de larga distancia en la Long (70k +2.900m) de la
Ultra de Barcelona disfrutando de lo lindo, llegando de día a tope de con amigos y un ambientazo en la línea de meta.
De rebote llego a la Ultratrail
de Collserola, mi jardín de casa, el lugar que más frecuento entrenando y
fuente de inspiración y vida para la Mitja del Castell en el término municipal
del Papiol. Digo de rebote porque al principio de la temporada ni me lo
planteaba y eso que es la típica carrera que sabía que algún día tenía que
hacer, Collserola me lo debía y yo se lo debía a ella.
Empiezo a entrenar en serio tras
la resaca de la Mitja del Castell, queda poco tiempo y necesito desnivel y
kilómetros. Saber que no estaré sólo es el principal motivo por el que me
animo, David, Tato, Albert y Gina estarán en la línea de salida y muchos amigos
como Jordi Sardà.
Semanas previas de mucha carga de
kms que el cuerpo aguanta y asimila muy bien. Justo una semana antes el entreno
de calidad de la doble Mitja del Castell una en cada sentido 45 k y +2.100 m.
Empezamos a cuidar nuestra
alimentación y descanso, cuenta atrás. Vamos a recoger el dorsal, preparamos el
altar…ambientazo de carrerón. Soy bastante escéptico en cuanto al concepto de
“ultratrail” por tratarse de Collserola y “sólo” tener casi tres mil metros
positivos en 85 kilómetros, es decir es muy corrible e imaginaba que muy
pistera.